El abuelo Nicolás es el abuelo de dos niños llamados
Manolito y el Imbécil. Vive en el barrio de Carabanchel Alto, en Madrid, y vive con su hija Catalina, su yerno Manolo y
sus dos nietos: Manolito y el Imbécil.
El abuelo Nicolás es de la altura de un enano. Tiene la
barriga tan grande que parece que bebe mil litros de cerveza al día y tiene
unos brazos y unas piernas de oso.
Su cara, al ser tan redonda, parece un balón. No tiene
cuello y es tal la papada que tiene que parece
un pavo. Por otra parte, tiene los ojos megapequeños y tan marrones como el
tronco del árbol más marrón del mundo, además, su nariz es tan aguileña como el
pico de un águila. Tiene orejas de elefante y cejas que llegan hasta ellas.
Encima, su bigote es grandísimo, tanto que casi le cubre toda la cara.
Por la parte superior de su cabeza, está tan calvo como una
bombilla y el poco pelo que tiene por abajo es tan gris como el cielo de un día
nublado.
Para estar en casa, suele llevar una camiseta de tirantes
blanquísima y cuando levanta el brazo parece que hay una selva ahí abajo. También se pone unos calzoncillos tan
grandes que le llegan hasta el suelo.
A juego con su camiseta de tirantes, lleva una cadena de
oro tan reluciente que al mirarla daña la vista.
De forma de ser, es mega esquivo y tan sereno como el más
anciano de los caracoles del mundo. También es muy amigable y no hay persona
que viva en Carabanchel que no conozca al abuelo Nicolás.
Al abuelo Nicolás, no hay otra cosa que le guste más que
ligar con las mujeres, cada vez que ve una de cualquier edad, estatura… le
tiene que ofrecer un refresco para tener la ocasión de hablar con ella. Sin
embargo, como es normal, no le gusta que Catalina, su hija, discuta con sus
hijos. Cuando pasa eso, Nicolás se va al bar llamado “El Tropezón” que está
junto a su portal y puede estar allí meses hasta que dejen de discutir.
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