martes, 26 de noviembre de 2013

El diario de Lily González

 
2 de octubre de 2013
Mañana se cumplen 3 años desde que pertenezco a la banda llamada “Band of Evil”. El grupo está formado por 14 chicos y una chica, yo.
Me uní porque estaba cansada de que la gente me discriminase por ser lesbiana. Por cierto, mi nombre es Lily González, tengo 22 años y he empezado hoy a escribir este diario porque me lo ha regalado mi novia.
Mi banda y yo nos reunimos en una casa abandonada de Welsinton Street. En esta casa vivía un señor que murió por la bomba que pusimos en su sótano. Ese señor era el que mató a mi amiga violándola.
Estamos planeando poner una bomba en el Ayuntamiento, ya que tenemos un bono para poder comprarlo.

3 de octubre de 2013
Hoy hace 3 años desde que mi madre murió en un tiroteo. Ese día fue el día en el que me metí en la banda.
Seis de la tarde:
Acaban de descubrir que soy lesbiana, y se han enfadado bastante, ya que les he defraudado a muchos de ellos. Con defraudar quiero decir que a muchos les he partido el corazón. Lo siento mucho por ellos, pero tengo novia. Mañana intentaré seguir como si no hubiera pasado nada, pero estoy muy nerviosa porque tengo el presentimiento de que planean algo raro contra mí.

4 de octubre 2013

Me he escapado de la banda; tengo mucho miedo. Me he escapado porque me han violado. Han dicho que me han violado por mi bien, es decir, querían que me diera cuenta de que me tiene que atraer más la sexualidad masculina. Ahora mismo estoy en un banco escribiendo. Voy a dejar de escribir para poder encontrar un sitio donde dormir. Me siento terriblemente mal.


EGILEAK: Itziar Iragorri, Mikel Álvarez, Asier Argote y Uxue Anton.




El diario de un Intocable

Artículo nº 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación."


Día 1:
 
Hoy he empezado a escribir mi diario porque me estoy sintiendo muy sola; como si no hubiera más almas en este mundo: soy intocable. Los intocables son aquellos a los que, por nacimiento, la ley margina. Son aquellas personas a las que la ley no les proporciona ningún tipo de protección. Esta discriminación afecta a muchas familias con antepasados intocables, pero en mi caso es porque toco sangre humana contínuamente, ya que mi oficio es ser “comadrona”. Soy comadrona desde los 20 años, ahora tengo 40 y, en mi longeva vida, he visto de todo: desde la desesperación de una madre abandonando a su hijo, hasta el peor sacrificio:el del humano.
Hoy, me encontraba paseando junto a un largo pero estrecho río de agua contaminada por la sangre de los niños sacrificados. Me he fijado en la orilla, debajo del puente, en un pequeño bulto tapado por una gran cantidad de arapos viejos a observar más cerca, y he visto que se trataba de una niña de no más de 4 meses. Rápidamente, he ido a recogerla, para que entre tanto trapo, no se ahogara. Al recogerla, me he dirigido hacia mi humilde morada. No tiene más de 5 metros cuadrados, pero es acogedor.
 
 
Día 2:
Hoy me he despertado por culpa de unos fuertes golpes en la puerta. Al mirar por la mirilla he visto a dos comisarios del estado de “Orissa”. He escondido a la niña, para que no la encuentren y me separen de ella. He abierto la puerta y me han comunicado que por ser intocable me van a desahuciar. El desahucio es posible si estoy en un barrio lleno de personas no intocables. En ese instante la pequeña se ha puesto a llorar y los comisarios han entrado y me han separado de ella: me la han quitado. Me han llevado a la comisaria por violar la ley. Me han condenado a 20 años de trabajos forzados. Esto significa que no tendré este diario en mano. Aparte de estas cosas, me han prohibido el paso a muchos lugares a los que antes podía ir. Por culpa de la marginación a los INTOCABLES, me han privado de muchas maravillosas cosas. Este diario es una de ellas; va a llegar a su fin.
Es hora de despedirme para siempre.
Adiós...
 
Miren Belaustegi, Ander Gámez, Igor López, Izaro Petralanda.