¿Alguna vez te han
dado un mordisco tan grande que has perdido medio cuerpo? A mí me arrancaron
hasta las semillas. Comencé a pensar y a hablar en el momento en el que la
Reina me bañó en veneno y me ofreció a esa tal Blanca Nieves.
Parece ser que la Reina
era la más guapa del Reino, hasta que Blanca creció. Cuando su espejo mágico
(un mentiroso de cuento, gran amigo mío), le dijo que ya no era la más bella,
la Reina ordenó al mejor cazador del Reino, que matase a Blanca. Pero él, muy
compasivo, la liberó. Blanca huyó al bosque, y se encontró con los siete
enanitos, que la protegieron.
Cuando la Reina se
enteró del engaño, me cogió y dijo: “Tú serás la que duerma a Blanca para
siempre”. Se disfrazó, y con mis once hermanas me llevó para que la chica nos
comiera.
¿Y será posible? Ojalá
ninguna manzana tenga que soportar un mordisco así. Me enfadé con la Reina
porque, después de usarme, me dejó tirada en el bosque. Así que les chivé a los enanitos como despertarla: había
que darle a Blanca un beso de amor.
Para
agradecérmelo, me acogieron en su casa. Ahora somos la manzana y los siete
enanitos, y oye, me encanta.
Laura Ibáñez
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